Comienza la tribulación

Lex se volvió extremadamente sensible hacia las intenciones de los demás. Más importante que solo las intenciones, se volvió excepcionalmente hábil para determinar quién estaba actuando conforme a esas intenciones, siempre y cuando él fuera el objetivo previsto.

Sus instintos se elevaron a un nivel completamente nuevo, de modo que si alguien dentro de un radio de 100 millas de él hacía cualquier cosa, con él como blanco intencionado, fuera bueno o malo, él sería capaz de percibirlo.

Quizás lo que los Señores Dao poseían era una versión mucho más poderosa de esta habilidad. Aún no estaba seguro de cómo funcionaba, aparte de que sus instintos eran los responsables.

Como resultado, cualquier persona dentro de cien millas a la redonda que lo observaba con intenciones de hacerle daño, o aprovecharse de su debilidad, era teletransportada hacia él.

Para cuando esto sucedió, ya había pasado un segundo entero desde que Lex había roto su sello.