La energía Profana era oscura, una energía que lo consumía todo, capaz de corromper y destruir todo. En comparación, la energía divina era una energía más pura que podía transformarse en cualquier otro tipo de energía que necesitara ser, y lograr milagros.
En teoría, ambas energías no podían ser manejadas casualmente y requerían circunstancias muy específicas, o seres que pudieran controlarlas. Lex ya estaba comenzando a aprender sobre leyes, aunque técnicamente no había pasado ningún tiempo propiamente contemplándolas. Lo siguiente que necesitaba entender eran las energías.
Diferentes energías posibilitaban diferentes cosas, y utilizar el tipo correcto de energía en las circunstancias adecuadas produciría un efecto mayor.