Con todo dicho y hecho, Lex se preparó para regresar a la Posada de Medianoche. Ya no podía visitar el sitio de la batalla con Sekhmet, como le explicó el asistente de tela del Señor Dao. Por lo visto, el gobernador no exageraba cuando dijo que estaba "descuidado". Estaba genuinamente enojado y decepcionado consigo mismo por haber borrado una pieza del reino de Origen de la existencia.
Había muchas cosas por hacer, pero lo primero que hizo fue revisar sus recompensas. No, en realidad, primero, tuvo que enfrentarse a sus tribulaciones. Eso lo hizo antes de regresar a la Posada. Basta decir que fueron completamente inconsecuentes para Lex. Claro, la séptima tribulación fue genuinamente peligrosa, y de hecho chamuscó gran parte del cuerpo de Lex. Pero luego le proporcionaron un cuenco de agua que usó para lavarse el cuerpo, el cual absorbía rápidamente toda el agua, curándolo instantáneamente.