—Nos engañaste y luego huyiste. —dijo Amaya con la cabeza aún enterrada en su pecho.
—Oh... —Nux se dio cuenta de que ella aún lo recordaba.
—Claro que lo haría, idiota. Ella es Amaya... —se maldijo a sí mismo por dentro. Luego cerró los ojos y suavemente colocó su barbilla sobre la cabeza de Amaya.
—No podía llevarte a ese lugar, Amaya. Ese lugar era peligroso y también lo era mi estado mental en ese momento. No podía ponerlos en riesgo a ninguno de ustedes. —Nux habló con un tono suave.
Astaria, Ámbar y Amaya escucharon.
—¿Qué pasó en ese entonces? —preguntó Astaria.
Ninguna de ellas sabía qué había ocurrido, solo vieron a Nux con dolor y a Aisha diciendo que necesitaba ir a una Dimensión con una diferencia de tiempo mayor que la Dimensión de Batalla y actuaron en base a eso.
Incluso Aisha no sabía nada, no, en verdad, ella era la más confundida. Simplemente decidió pensar en esas cosas después de encontrar una solución para Nux, al igual que habían hecho sus otras esposas.