—Miauuuu~~
—Tsk, ¿por qué ella puede quedarse en su regazo? —se quejó Allura.
Amaya también estaba mirando fijamente a Thyra, quien estaba acostada sobre el regazo de Nux, ronroneando y siendo masajeada en todo su cuerpo por Nux mientras gemía de placer y se movía, permitiendo que Nux tocara la mayor parte de su cuerpo con facilidad.
«Soy la de menor tamaño aquí, él puede cuidarme sin problemas, así que es obvio que el regazo de Nux se convierta en mi lugar permanente, al menos hasta que esté en esta forma de gato.»
Thyra respondió, su tono podría haber sonado normal, sin embargo, las mujeres podían sentir su aura de superioridad en él.
«Put... perra…»
Amaya maldijo internamente.
Ya había comenzado a pensar en maneras de recuperar el lugar que debería haberle pertenecido desde el principio.
—Bien chicos, dejen de pelear. Ha pasado un tiempo desde que hemos estado todos juntos así, ¿no es así? —Nux habló con una pequeña sonrisa en su rostro.