Conforme pasaba el tiempo, Nux recuperaba lentamente la conciencia, sus párpados temblaban al abrirse. Su visión estaba borrosa al principio, pero a medida que se clarificaba, se dio cuenta de que descansaba en el regazo gentil de Lane. Su presencia reconfortante lo llenó inmediatamente de una sensación de alivio y una pequeña sonrisa apareció automáticamente en su rostro.
¿Quién no sonreiría si se despertara ante tal agradable vista? Nux dudaba de que cualquier hombre pudiera resistir tal impulso.
Y no era solo Lane, al mirar alrededor, se dio cuenta de que Aisha, Melia, Thyra y Allura, también lo habían rodeado, mirándolo con cálidas sonrisas en su rostro.
—Estás despierto —comentó Thyra.
—Lo estoy —Nux asintió—. Pronto, sin embargo, su cabeza se despejó y,
—¿Dónde están los demás? —preguntó.