Todos ustedes parecen algo útiles ahora.

—¡Aléjense! —gritó Melia. Luego, una gigantesca Lanza de Sangre de 100 metros de largo que flotaba sobre su cabeza se disparó hacia adelante.

Evane, Thyra y Ámbar saltaron hacia atrás y, como si sus mentes estuvieran conectadas, Felberta, Edda y Lane crearon Muros de Tierra frente a ellas, protegiéndolas de cualquier impacto.

—¡RRROOAAAAARRR! —La bestia de 5 metros de altura, parecida a un rinoceronte con la que estaban luchando, rugió enfurecida. Sin embargo, antes de que pudiera perseguir a las tres mujeres, la gigantesca Lanza de Sangre apareció frente a sus ojos. Un Escudo apareció automáticamente frente a la Bestia pero, como si ese escudo no fuera diferente al papel, la Lanza atravesó el Escudo de Maná y perforó el cráneo de la Bestia.

—¡RRRROOOOOAAAARRRRRRR! —chilló la bestia en agonía. Sin embargo, incluso después de que una lanza tan gigante hubiera atravesado su cráneo, aún no había muerto.

—¡Ahora! —gritó Amaya.