—¿Y si su maestro decide interferir? —preguntó Nux.
—¿Puedes protegerme de la Dama Vyriana? No, no hablemos ni siquiera de mí, ¿puedes siquiera asegurar tu propia seguridad si la Dama Vyriana viniera tras de ti?
—Ella no se molestaría con asuntos tan insignificantes como estos.
—¿Y te lo dijo cuándo?
...
Arcturus no tenía respuesta a la pregunta de Nux.
—No deseo correr ningún riesgo, Señor Dragón. Me disculpo pero no puedo ayudarte en este asunto, tus problemas con el Diablo tendrás que resolverlos por tu cuenta, y si decides ver esto como un acto en tu contra, pues entonces, piensa lo que quieras —dijo Nux—. Solo haré lo que es mejor para mí y mi familia.
—No te arrepientas después de tu decisión.
—No lo haré —Nux sonrió mientras salía de la habitación.
La habitación que ahora estaba llena solo de los Cultivadores de la Etapa Divina se quedó en silencio, todos en la habitación estaban pensando sobre la situación actual desde una perspectiva diferente.