—Se acabó —comentó Saphira mientras sentía que los enemigos desaparecían uno a uno.
—Heh… —rió a carcajadas Thargreek.
Le resultaba divertido cómo esas personas actuaban tan arrogantemente solo para convertirse en una perra en cuanto algo o él muestran algún signo de movimiento.
—Si solo ese hombre pudiera dejar Yrniel, no tendríamos ninguna razón para pasar por esta farsa —comentó uno de los Progenitores Demonios.
—…
Al escuchar esas palabras, los demás Progenitores se quedaron en silencio, nadie quería hablar de eso y, una vez que él lo sintió, Dagahra se adelantó:
—Está bien, ahora váyanse. No nos molesten, ver todas sus caras de nuevo ya me hace querer vomitar mis entrañas.
—Actúas como si estuviéramos felices de verte de nuevo, incluso los niños no te eligieron por tu rostro aterrador —refunfuñó otro Progenitor Demonio.
—Oye, no te atrevas a ir por ahí —advirtió Dagahra.
Era un tema sensible para él, un pasado oscuro. Algo que quería olvidar a toda costa.