—¿Y tú crees que no tengo lo que se necesita para desenraizar a ese bastardo? —preguntó Nux con una sonrisa juguetona en su rostro.
—Nunca he visto a alguien capaz de desenraizar a su enemigo correr como un perro con el rabo entre las piernas —habló Gargan, esta vez, sus palabras fueron duras.
Nux, sin embargo, no se importó y solamente se rio entre dientes.
—Arcturus no es más que una Piedra de Afilar, Gargan.
—¿Qué...? —Gargan entrecerró los ojos.