Enterrar el hacha, ¿eh? Ese lagarto gigante seguro que es arrogante.

—¿Crees que mi Nux iniciaría un desafío que cree que va a perder? Sauren no tiene ninguna oportunidad.

Melia tenía absoluta confianza en las habilidades de su esposo.

—¿Mi Nux, eh? Mira cómo te pones toda romántica. Nunca pensé que mi hija, de todas las personas, actuaría así. Ese chico realmente hizo algún tipo de magia contigo, ¿eh?

Ambrosia rió a carcajadas.

Melia bajó la cabeza mientras se sonrojaba, una pequeña sonrisa apareció en su rostro.

No le importaba declarar públicamente que Nux era suyo. De hecho, le gustaba hacerlo, si pudiera, lo anunciaría tan alto que todo el mundo podría escucharlo.

Era algo que nunca pensó que haría pero…

Conocer a Nux simplemente cambió su perspectiva de la vida.

Nux era como una paleta de colores en su vida insípida y monótona. Alguien que cambió sus deseos y metas y le dio una razón para sonreír brillantemente cada día.