Fin de la Soledad

—Je, como esperaba de mi hijo. ¿Rendirse nunca fue una opción, verdad? —Faustina se rió mientras miraba a Nux con una expresión divertida en su rostro.

Vyriana, por otro lado, entrecerró los ojos.

—¿Qué estás haciendo aquí?

—Espiando a los dos, por supuesto. Sentí que ustedes dos estaban ocultando algo, ¡y resulta que realmente lo estaban! —respondió Faustina.

—¿Cómo lo hiciste…? —Vyriana no podía entender.