—Tú eres… un Dios…
Nux murmuró con una expresión desconcertada en su rostro. Aún le resultaba difícil comprender lo que acababa de escuchar.
—Solo soy un Dios en este mundo. No significa nada —aclaró Vyriana.
—¿Cómo te… conviertes en un Dios de un mundo…? —preguntó Nux con una expresión curiosa en su rostro y, al formular la pregunta, la expresión de Vyriana se tornó sombría. Luego miró a Nux y dijo:
—Devoras la voluntad de ese mundo.
—¿Qué…?
Una vez más, la boca de Nux quedó abierta. Fue un día grande para él, primero aprendió sobre las Leyes, luego las Leyes Absolutas, luego, el hecho de que Vyriana tenía su propio mundo, aquel donde era un Dios, y ahora esto…