—Ahem, me disculpo por el retraso, algo surgió. —Nux tosió descaradamente mientras entraba en la habitación.
En un instante, la niebla negra comenzó a rodear a Nux. Nux miró alrededor con una expresión curiosa en su rostro, y en un instante, se volvió hacia su devorada loca y la vio mirándolo con sus oscuros y posesivos ojos.
La mujer ya había calculado la diferencia de tiempo y la cantidad de tiempo que el hombre había pasado con esa perra. En este momento, no quería nada más que igualar ese tiempo.
Por supuesto, a Nux no le importaba, simplemente dejó que la Niebla Negra lo rodeara, pero de repente, la Niebla desapareció, sorprendiendo tanto a él como a Amaya.
—Me gustaría que dejaras tus asuntos personales aparte por un tiempo, Amaya Leander —Aeliana habló, mirando directamente a los ojos de Amaya.
Estaba claro que ella fue quien se encargó de la Niebla. En cuanto a cómo lo hizo, aún era desconocido.