—Perra.
Amaya comentó mientras resoplaba y giraba la cara hacia otro lado. No podía creer que había usado sus poderes para ese gato egoísta.
—Vamos ahora, ¿no hay necesidad de maldecir aquí, verdad? —cuestionó Nux con una ligera sonrisa en su rostro mientras masajeaba suavemente los hombros de Amaya.
En un instante, Amaya se calmó mientras cerraba los ojos, sin querer pensar en cómo esa perra egoísta retrasó su avance solo para que pudiera usar la ayuda de Nux y convertirse en Semi Santo.
¿Cómo podría Amaya no saber qué "ayuda" quería esa perra? De Mortal al Escenario en el que estaba actualmente, había recibido esta misma ayuda sin parar.
—Debería haberte dejado llevarla al Núcleo, así habría avanzado ya. Crear una dimensión separada fue un error —murmuró Amaya, aún disfrutando del masaje de Nux.
—Hiciste eso porque te importa —respondió Nux en voz suave.
—Por supuesto —asintió Amaya.