—¡Boom! —En ese momento, la batalla entre Tian Chui y el hombre corpulento también había llegado a su fin. El ataque de Tian Chui era como el de un loco, y el hombre corpulento no podía resistir. Tian Chui lo bombardeaba hasta dejarle la boca llena de sangre. Finalmente, el martillo de Tian Chui lo estrelló contra el suelo, causando que apareciera un enorme hoyo.
—¡Piedad, piedad! —El hombre corpulento pasó su mirada por la multitud y se dio cuenta de que todas las personas que había traído consigo habían sido asesinadas. Gritó de miedo.
—Sabía que había tropezado con un gran problema. Esas personas eran todos monstruos.
—Hace un momento, querías tomar mi lanzadera voladora rompeespacios y matarnos. ¿Y ahora quieres que te deje ir? ¡Qué broma! —Tian Chui mostró una sonrisa siniestra.