El hombre en la lápida (16)

Monocromo inhaló profundamente y giró su cabeza con fuerza. Luego vio cómo el rostro de Hada Morada se había puesto blanco.

—¡Tú- tú estás diciendo tonterías! —dijo Hada Morada.

—¿Estoy diciendo tonterías? —Qiao Lian dio un paso adelante y sonrió burlonamente—. ¿Entonces conoces el ID de cuenta de Xiao Qiao?

—Mi- mi cuenta ha sido hackeada —tartamudeó Hada Morada.

—Entonces, ¿sabes quiénes son específicamente estas personas en el equipo?

—Han pasado ocho años, yo- yo lo he olvidado —tragó y respondió Hada Morada.

—Pero yo recuerdo —comenzó Qiao Lian a enumerarlos como si contara sus tesoros familiares—. San Lang, Au Tian, Shang Xin…

Cada vez que mencionaba un nombre, la persona mencionada daba un paso adelante.

Después de un rato, terminó de llamar a todos sus compañeros de equipo de Beijing.

—Te enseñé a jugar como Xiao Qiao —señaló a San Lang y dijo—. En la primera partida que jugamos, no usé a Xiao Qiao y te dejé usarlo.