Shen Liangchuan había tomado lecciones de artes marciales cuando era niño y, además de eso, había sido actor durante muchos años. Estaba bien entrenado en artes marciales chinas, así como en Taekwondo. Además, estaba en buena forma física gracias a un programa de entrenamiento regular. Para él, manejar a los dos guardaespaldas no suponía ningún desafío en absoluto.
Fácilmente tiró a los dos guardaespaldas al suelo. En ese momento, tenía una pierna sobre uno de los guardaespaldas, asegurándose de que el otro no pudiera levantarse en absoluto. Sin embargo, simplemente levantó la cabeza para mirar a Shen Xiu con consternación.
La mirada en sus ojos era gélida y tan llena de ira que cualquiera que los viera temblaría.
Shen Xiu tropezó hacia atrás asustado. —¿Qué crees que estás haciendo? ¿Te atreverás a pegarme?
Shen Liangchuan lo miró impasiblemente y dijo solo una palabra:
—Lárgate.
La expresión de Shen Xiu se volvió sombría, oscura como una olla.