—Mei Feng soltó un bufido.
—La mano errante de Shen Xiu ya se abría camino desde debajo del dobladillo de la parte superior de su pijama. La convencía, —Vamos, Feng'er... él ya es un hombre grande, lo sabe. Ya tiene esposa y un bebé, todos aquí son adultos. ¿De qué tienes vergüenza?
—Ah, sé suave. ¿No dijiste que te dolía la espalda?
—Es solo una lesión menor, no es nada. Si no me crees, intentémoslo...
—Qué inapropiado... Ahhhh...
—Cuando Shen Liangchuan despertó, la habitación estaba tranquila y silenciosa.
—Por reflejo, buscó su teléfono móvil. Con un leve movimiento de su cuerpo, se dio cuenta de que su cabeza estaba descansando sobre un par de muslos suaves.
—Se detuvo y recordó lo que había sucedido antes.
—Inmediatamente levantó la cabeza e intentó discernir la situación bajo la tenue luz ambiental.
—Qiao Lian debió haberlo masajeado durante un tiempo, hasta que se cansó y se quedó dormida. Estaba acostada de lado.