—Si Jingyu se despertó temprano en la mañana. Y también temprano en la mañana, la tienda de ropa envió el vestido que había sido especialmente confeccionado para Shi Nianyao para la ocasión.
—Si Jingyu miró el vestido blanco y sintió que le quedaba bien a su hija.
—Había una especie de pureza en la personalidad de Shi Nianyao, por lo que un vestido blanco era muy adecuado.
—Con ese pensamiento, levantó la cabeza y miró hacia arriba. Luego miró la hora.
—Ya eran las 10 a.m. Quedaba una hora y media para su cita de las 11.30 a.m.
—Por cortesía, ya deberían haber salido. Después de todo, el tráfico en Beijing a esta hora podría estar seriamente congestionado.
—Pero, ¿por qué no había bajado esa joven, Nianyao?
—Si Jingyu caminó hacia su habitación y tocó la puerta, llamándola: "¿Nianyao? ¿Estás lista?"
—Entonces escuchó la voz de Shi Nianyao: "¿Qué? ¡Pronto, pronto! ¡Sin prisas!"
—Si Jingyu sacudió la cabeza sin poder hacer nada.