Capítulo 484: ¡La Verdad! (3)

El hombre vio su apariencia y no dijo nada más. Tomó una posición de caballo y le dijo:

—Empecemos por lo básico.

Iris Thompson asintió.

Ella lo siguió y tomó posición, pero en apenas treinta segundos, ya no pudo sostenerse más, y sus piernas empezaron a debilitarse y temblar.

Sin embargo, el hombre se enderezó y encontró una regla de algún lugar, golpeándola con fuerza en la pantorrilla.

El dolor la hizo caer directamente al suelo.

El hombre era muy estricto:

—¿Por qué tiemblas? ¡Levántate!

Iris apretó los dientes y recuperó su postura.

Ambos estaban serios: uno intentaba usar el dolor físico para aliviar su estrés mental, el otro enseñaba con precaución, sin tratarla como a una mujer delicada.

Una hora más tarde, Iris estaba empapada en sudor.

Aunque extremadamente cansada, se sentía mucho mejor mentalmente.