—¿Nos darás tu bendición?
—Jonas Thompson miró a su hijo Joey, quien tenía un brillo en sus ojos, reminiscente a cuando, siendo niño, había obtenido el primer lugar en su grado y preguntó en voz baja —Papá, ¿puedes comprarme un avión?
—Era una solicitud que le calentaba el corazón, pero no podía soportar negarse.
—Jonas no podía negarse a Joey, aunque sabía que estaba mal.
—Sus labios temblaron...
—Joey suspiró —Papá, realmente me gusta ella. Si vas a divulgar el incidente de hoy, o si te la llevas, entonces me habrás destruido, porque no sé qué haría sin ella...
—Jonas estaba atónito por estas palabras.
—Si detenía a Joey, ¿lo estaría destruyendo?
—Frunció el ceño y su mirada volvió a caer sobre Iris Thompson.
—Ella estaba allí, terca, mordiéndose el labio, mirándolo con ojos suplicantes, y aunque no dijo nada, era como si estuviera suplicando —Papá, sálvame...
—Jonas tragó saliva.
—Iris miraba fijamente a Jonas, sus ojos aún sosteniendo el último hilo de esperanza.