—Pero al siguiente momento, la sensación de ingravidez no llegó porque...
¡Una mano fuerte sujetó la suya con fuerza, tirándola de vuelta del borde de la muerte!
¡Chocó directamente en aquel pecho familiar!
En ese instante, el corazón de Iris Thompson se inundó de todo tipo de emociones.
De repente, extendió sus brazos y abrazó fuertemente a Reginald Bates.
Por haber estado acostado en el césped durante mucho tiempo, su cuerpo estaba impregnado con el aroma de la hierba fresca, pero el olor no era desagradable en lo absoluto; más bien, era algo que había extrañado y que le provocaba ganas de llorar.
Mientras tanto, en el preciso instante en que Gloria Sharman soltó su mano, una pequeña figura se lanzó contra las piernas de Gloria, el sonido de los electrodos encendiéndose. Las piernas de Gloria cedieron y ella colapsó al suelo.