Los dedos de Eve Thompson todavía se sentían un poco adoloridos, pero ella continuaba tecleando en el teclado, revisando el estatus del servidor.
Aunque había dicho con confianza que sería capaz de recuperar los datos, sabía en su corazón...
En los últimos momentos, los datos tanto de Carlos Charlie como de Alexander Thanos habían ingresado al servidor, y los siete u ocho formatos eran suficientes para convertir todo en fragmentos irrecuperables, ¿y ni hablar de cien?
Pero no podía aceptarlo.
Como una hacker de primera, ¿y si pudiera encontrar aunque sea una pista?
Esperanzada contra toda esperanza, miró su computadora.
Pero descubrió que el servidor estaba completamente vacío.
Se mordió el labio y apretó los puños.