—Hai Lan asintió. —Está bien, mamá, no interferiré más en este asunto. Pero necesitas hablar adecuadamente con Yun Shan, o si no...
—Yun Shan ha vuelto, Yanyan, hablaré contigo en otra ocasión, tengo que colgar ahora —la madre de Yun cortó la llamada antes de que Hai Lan pudiera terminar.
—Mamá, ¿de qué estabas hablando con mi hermana? —En cuanto Yun Shan entró, oyó lo que decía su madre y se sintió nerviosa y expectante de inmediato.
—He oído que planeas abrir una cafetería y que ya no piensas estudiar en el extranjero —La madre de Yun respondió con enojo.
—Sí, planeo abrir una cafetería, mamá, no quiero ir a estudiar al extranjero —Yun Shan respondió con desánimo.
—¿Por qué? —preguntó la madre de Yun, asombrada—. Yun Shan, ¿no era estudiar en el extranjero tu sueño?
—¡No es el mío, es el tuyo! De cualquier modo, no quiero estudiar al extranjero, he decidido que quiero abrir una cafetería! —Yun Shan estalló, esta vez tenía que ser firme en sus pensamientos.