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—¿Señor Jaak, verdad? Hola —dijo Kristin con un semblante forzado de sonrisa antes de dirigirse fríamente a Basil Jaak.

Esta era la primera reunión de Basil Jaak con Kristin, pero él sentía que la actitud de la celebridad hacia él era como si le debiera millones de dólares.

—Señor Jaak, ya que Kristin ha llegado, ¿por qué no nos sentamos y hablamos en serio sobre la asociación? —preguntó Andrea, solicitando la opinión de Basil.

—Claro —aceptó Basil, pero comenzó a dudar de su decisión.

Basil Jaak, que tenía un don para juzgar a las personas, encontró que, a pesar de ser una gran estrella, el comportamiento y los modales de Kristin no eran de alta calidad. Aparte de su apariencia, realmente no tenía nada de qué ser arrogante.

Los cuatro tomaron asiento en el sofá de cuero de la oficina. Kristin y Basil Jaak se sentaron frente a frente, y Kristin cruzó sus piernas, balanceando ligeramente sus botas blancas. Ella llevaba una expresión totalmente indiferente en su rostro.