—¿Para qué? ¿Por qué quieres que me quede?
Al escuchar las palabras de Basil Jaak, en este momento Xenia Wendleton ya no era tan tímida, sonriendo juguetonamente a Basil Jaak con un destello coqueto en sus ojos.
—Que te quedes, naturalmente, es para... hacer de todo —Basil Jaak no era una persona tan directa y hablaba con un toque de sutileza.
—Hmph, chico malo, eres tan travieso, no me quedaré —dijo Xenia Wendleton, pero no mostró señales de irse y en su lugar se acostó en la cama de Basil Jaak.
Desde el ángulo de Basil Jaak, la chica estaba acostada a lo largo de la cama, su cuerpo en forma de S que era increíblemente tentador y atractivo. Especialmente esas piernas de jade y caderas curvadas habilidosamente —hicieron que la pasión de Basil Jaak se desbordara incontrolablemente.
—Eh, ¿qué es eso allá?
De repente, Xenia Wendleton señaló cierto lugar en el cuerpo de Basil Jaak, preguntando con curiosidad.