Los dedos de Basil Jaak descansaban sobre la muñeca tersa de Xenia Wendleton mientras cerraba los ojos y se concentraba, tomando su pulso en detalle.
Solo segundos después, Basil Jaak sintió la anormalidad en el pulso de Xenia: ¡era intensamente anómalo! La frecuencia era la misma que la de una persona ordinaria, pero el latido era tremendamente potente.
—Niña, ¿sientes como si hubiera una oleada de calor arrasando dentro de tu cuerpo? —Basil Jaak preguntó intensamente.
—Sí, es muy caliente, como un pez que se dispara por debajo de mi vientre. Se siente algo doloroso y un poco quemante —Xenia cerró levemente los ojos, sintonizando con la sensación que le traía el flujo de energía.