La señora Sutton dijo alegremente, y tanto Basil Jaak como Debby Sutton dirigieron su mirada hacia Dawn Sutton, quien estaba sentada a su lado.
—¡Mamá, es hora de cenar, por qué sacas esto ahora! —exclamó Dawn Sutton, cuyo rostro se detuvo momentáneamente, sin saber qué decir. Después de hablar, echó un vistazo a Basil Jaak y no pudo evitar sonrojarse.
—No hay mejor momento para hablar de esto —dijo seria la señora Sutton—. Aún no nos has dicho qué tipo de chico te gusta. ¿Podría ser que ya tienes a alguien en mente?
—¡Mamá! —En cuanto Dawn Sutton escuchó lo que su madre dijo, sus mejillas se pusieron rojas, y tras mirar de nuevo a Basil Jaak, se volvió hacia la señora Sutton y regañó—. Si sigues diciendo tonterías, dejaré de comer. Déjame dejarlo claro ahora, no tengo a nadie que me guste, y no tengo prisa por resolver mis asuntos personales. No tienes por qué preocuparte. Después de todo, tu hija no tendrá problemas para casarse.