—¡Boom!
Sobre el mar, en el cielo, de repente el relámpago brilló y el trueno rugió.
En el mar, una feroz tormenta se desataba, trayendo consigo un poderoso tornado que barría las aguas.
Ese tornado conectaba el mar con el cielo, asemejándose a un dragón gigante emergiendo del agua, devorando todo a su paso.
El Dragón había intentado esquivarlo, pero en ese momento la fuerza de la tormenta se incrementó diez veces. En un abrir y cerrar de ojos, ¡El Dragón fue succionado al corazón del tornado!
El Mar de Dragón era arrastrado al tornado, balanceándose violentamente, su mástil se quebraba como una paja.
—¡Todos, protéjanse! —gritó fuertemente Basil Jaak en el barco.
En este momento, gritos de alarma y chillidos pervivían la cabina ya que las treinta y tantas personas a bordo del Dragón habían caído en pánico.
La tormenta crecía más fiera, y el Dragón en el agua era como una hormiga, que podía ser volteada y sumergida en cualquier momento.