¡Bang!
Un disparo rompió repentinamente el silencio dentro de la villa.
Robin disparó un tiro, pero vio que Fantasma ya le estaba agarrando la muñeca, haciendo que la bala fallara en alcanzar su objetivo.
Al mismo tiempo, la pistola cayó al suelo.
Cuando Robin se inclinó para recogerla, Fantasma la pateó por debajo del sofá.
—Maldita sea, ¿crees que eres el único que sabe disparar?
Furioso, Robin apretó los puños con un sonido crujiente y lanzó una ráfaga de puñetazos hacia Fantasma.
Mientras tanto, Cheney y Walter ya estaban alcanzando sus armas para apuntar a Basil Jaak.
—No quisieron escuchar mis palabras cuando intenté resolver esto mediante el diálogo; ahora me obligan a luchar, ¡y solo están trayendo sufrimiento sobre ustedes mismos! —dijo Basil Jaak.