No fue casualidad que Du Changfei estuviera en su posición actual, ya que él era excelente observando personas y situaciones. Esto hizo que los superiores del Pico Changlin confiaran en él para diversas responsabilidades y tareas, permitiéndole manejar todo tipo de asuntos triviales en nombre del Pico Changlin.
Cuando notó la expresión ansiosa de su hijo, Du Changfei, con un agudo sentido, preguntó:
—Haicheng, ¿qué pasa?
En ese momento, el rostro de Du Haicheng estaba pálido, y dijo con voz temblorosa:
—Padre... PADRE, tengo algo que decirte, y no debes culparme por ello.
—¿Oh? ¿Qué pasa? —preguntó Du Changfei con indiferencia, sin sentir que fuera un problema significativo. Podía manejar cualquier situación en el Pico Changlin, grande o pequeña sin mucha dificultad. Incluso si su hijo cometía un error, creía que podría estabilizarlo.
Sin embargo, por más que lo intentara, Du Changfei no pudo calmarse cuando escuchó la explicación de Du Haicheng.