Las acciones de Yang Chen dejaron a las personas alrededor atónitas. ¿Sería posible que tuviera alguna solución? Sabían que todos tenían experiencia, pero no solo no podían pensar en una forma de ayudar, sino que ni siquiera podían concebir un solo método para intentar. Solamente podían observar impotentes mientras Yang Chen intentaba algo.
A pesar de su admiración por el talento de Yang Chen, para alguien tan joven alcanzar tanta fuerza, no creían que este fuera el momento para que él estuviera bromeando. Sin embargo, considerando que ellos mismos no tenían soluciones, solo podían mirar en silencio mientras Yang Chen tomaba acción.
Yang Chen ahora estaba completamente enfocado, ignorando el miedo en los ojos de Wu Yun y sintiendo en silencio las fluctuaciones del pulso de Wu Yun y el veneno dentro de su cuerpo.
—¡Veneno de Miasma! —Yang Chen se frotó las cejas, recordando de pronto una descripción de un gas venenoso que había leído en libros antiguos.