Debajo de esta visión maravillosa, una joven del Clan Demonio vestida con un vestido rosa, que recordaba a una muñeca, se encontraba sobre el tejado del gran salón demoníaco.
Sus rasgos eran exquisitamente delicados, pero sus ojos delataban una antigüedad que no debería pertenecerle, como si hubiera vivido mil años.
En ese momento, estaba mordiendo una paleta, su mirada fija en la lejana extensión de las oscuras nubes de los Nueve Cielos.
En un éxtasis entre las nubes, avistó una silueta, una figura que había conquistado el mundo.
Ella sabía muy bien que solo había una posibilidad que pudiera desencadenar tal fenómeno celestial, que el Rey Dragón, que había desaparecido durante sabe Dios cuánto tiempo, ¡finalmente había regresado!
Innumerables jóvenes del Clan Demonio se sometieron a este poder, algunos incluso se arrodillaron directamente, sus corazones llenos de una reverencia sin límites.