—Ren Feifan sabía que Yin Amman no tenía malas intenciones y, con resignación, sacudió la cabeza y dijo:
—No hay necesidad de borrar. Supongo que es solo la curiosidad de esa chica sobre mi identidad. Una advertencia será suficiente.
—¿Chica? —Luo Yin miró a Ren Feifan de manera extraña, consciente como era del temperamento del Santo para aplastar cualquier amenaza en la cuna.
Pero ahora el Santo había perdonado a esta familia. ¿Podría ser que había estado engañando en secreto?
Ren Feifan, viendo la expresión en el rostro de Luo Yin y entendiendo sus pensamientos equivocados, no tuvo intención de aclarar y dijo:
—Continúa con el siguiente asunto.