—El anciano del Clan Demonio clavado en la pared abrió los ojos de par en par, sumiéndose completamente en shock.
—Él sentía que nunca había cometido un error y tampoco había dado pista alguna, pero ¿cómo podría haberlo sabido el Rey Dragón?
—Pero no tenía tiempo para reflexionar, ya que su conciencia se sumergió en la más completa oscuridad.
—¡Muerto!
—Ren Ao Tian agarró la lanza en su palma, miró a esos ancianos del Clan Demonio cuyos rostros estaban grabados con horror y dijo, «No necesitan preguntarse, este hombre ya se había aliado con esas Sectas Ocultas, ¡incluso se esforzó en atraerme a la trampa mortal de ese grupo! Su corazón merece ser condenado.
—¿No debería él ser asesinado?
—¡Si cualquiera de ustedes se atreve a traicionarme, lo garantizo! ¡El resultado será aún peor!»
—¡El grupo de ancianos del Clan Demonio sacudía la cabeza repetidamente, el miedo claro en sus rostros!
—¡En sus corazones solo había sumisión! ¡Ninguna traición!