Punto de vista de Selene
Mientras Kragen y yo cruzábamos el umbral del territorio de la Manada Susurro Lunar, mi corazón latía con una mezcla de nerviosismo y anticipación. No estaba segura de cómo reaccionaría Noé al ver a Kragen conmigo, especialmente considerando sus repetidas advertencias sobre no querer a Kragen cerca de mí. Ellos dos nunca se habían llevado bien, y traer a Kragen de vuelta conmigo no iba a ayudar en eso.
La casa de la manada se erguía adelante, su estructura familiar ofreciendo un sentido de confort y temor al mismo tiempo. Había estado fuera por días, enredada en el caos de profecías, verdades y secretos. Necesitaba explicarle todo a Noé. Él se lo merecía, y más que nadie, sabía que él entendería—tenía que hacerlo. Pero primero, teníamos que superar la sorpresa inicial.