Hermano Protector

—Está bien, entonces escogeré algo sencillo —dijo Ariana.

Nicolai sonrió al saber que por sencillo, ella quería decir al menos tres platillos. Se bajó de su moto y luego siguió a Ariana como un acosador. Ella no podía esperar realmente que él continuara con su día cuando estaba siendo tan malditamente adorable. Y para colmo, no estaba experimentando lo que uno llamaría abstinencia de Ariana.

Su estado de ánimo ahora dependía proporcionalmente de ella, como si él sonriera y frunciera el ceño cuando ella lo hacía. Y ya ni siquiera era gracioso, pero Nicolai ya estaba harto de usar su cerebro. Ni siquiera le había gustado mucho usarlo para empezar. Así que, como le gustaba verla a ella todo el tiempo sonriente y burbujeante, iba a mantener el statu quo.

Sabía una cosa y era que estaba obsesionado con esta mujer y con todo lo relacionado a ella. Muy bien, muy bien, sabía que había muy buenas posibilidades de que fuera más que una obsesión, pero eso no estaba para discusión.