Los asesinos eran fuertes.
Pero, la fuerza es relativa.
En los ojos de Elaenor Wood, solo el «Señor Santo» era digno de ser considerado su oponente.
¿Los demás?
¿Pescado podrido y camarones?
No estaba segura.
De todos modos, todos fueron asesinados de un solo movimiento, sin ninguna diferencia.
En la mesa, había una olla grande.
Una olla de hierro con ganso estofado.
Se consideraba un plato famoso.
Pero Elaenor Wood sentía que había algo extraño sobre esa olla negra.
¡Swoosh!
¡Otra flecha!
¡Silbó a través del aire!
¡Snap!
Elaenor Wood extendió su mano derecha y agarró directamente la flecha afilada.
La punta de la flecha estaba a menos de un centímetro de su sien.
Fue en ese momento cuando movió ligeramente su oído.
Parecía que escuchó algo.
Luego, Elaenor Wood giró suavemente su mano derecha.
¡La flecha que había sido disparada hacia ella de repente salió volando!
¡Boom!
Fuera del hotel.
Un álamo explotó violentamente.