—¡De hecho!
—¿Miedo de qué, eso es lo que viene?
Lo que el Rey del Mar del Norte más temía finalmente sucedió.
Las figuras divinas del Mar del Oeste, sin tener en cuenta la cara de ambos lados, hicieron un movimiento tan descarado y de alto perfil, permitiendo que el Arhat del Homicidio apareciera a la vista de todos.
La razón no era otra.
El Mar del Oeste quería aprovechar esta oportunidad para intimidar a aquellos de las sectas y el inframundo.
—¡Arhat del Homicidio! —Everton Davenport se levantó, avanzando con paso firme—. ¡Hoy es la ceremonia real para que mi futuro yerno sea entronizado!
—Lo sé —dijo el Arhat del Homicidio con una sonrisa y una inclinación de cabeza—. Estoy aquí, precisamente para traer salvación al Príncipe del Mar del Norte y guiarlo a la máxima dicha.
—¡El que está arriba es el Rey del Mar del Norte del Sur!
Everton Davenport señaló a Julio Reed:
—Si lo matas, ¿dónde quedará la dignidad del Mar del Norte?