«Un pensamiento de cielo, un pensamiento de infierno.»
Arhat del Homicidio dijo dolorosamente y sin ayuda:
—¡Este monje ejercerá toda su fuerza para guiarte a la dicha del nirvana!
¡Al decir esto!
¡Extendió ambas manos!
¡Las Cuentas de Buda, realmente comenzaron a temblar!
Esta situación, era como una espada afilada enfrentando el escudo más sólido del mundo.
Deseando abrirse paso, pero sin poder penetrar ni un poco.
La complexión del Arhat del Homicidio estaba empeorando cada vez más.
Incluso alguien tan fuerte como él, se sentía algo impotente frente al Polvo Absoluto.
Además, con la perturbación del Qi Malévolo, ¡solo podía liberar el treinta por ciento de su poder!
¡Treinta por ciento!
Luchar contra Julio Reed era fácil para él.
¡Boom!
Dio un paso adelante.
El primer bead se rompió instantáneamente.
El segundo paso.
Siguió otra gran explosión.
Con cada paso que daba, un bead se rompía.
¡Bang! ¡Bang! ¡Bang...!
Una serie de explosiones.