—Sé —rió Sally— porque en el corazón de Xiaoqi, soy la más importante.
—¿Y yo?
—Estás en los dos dígitos.
—...Debería haber sabido que no tenía sentido humillarme.
—¡Jajaja! Mmm~ —Sally se acurrucó suavemente en el abrazo de Rong Ruo, saboreando la tierna comodidad que él le proporcionaba.
Aunque el tiempo que Rong Ruo había pasado con ella era el menor y más breve, su importancia en su corazón no era ni un poco menor.
Aparte de Xiaoqi, él nunca le había pedido nada, tampoco había usado un talismán de teletransportación para exigir las cosas que una pareja debería hacer.
Simplemente estaba aquí en silencio, experimentando la dulzura y la amargura de la espera.
—¿Quieres un segundo hijo? —Sally lo miró.
—Xiaoqi es suficiente para mí —respondió Rong Ruo.
—Sally lo miró a los ojos, sabiendo que lo que decía era cierto—, ¿temor de que el niño ascienda al Reino Divino tan pronto como nazca?