Tumba del Dragón Ancestral.
Pequeña Mumu había instalado una pequeña cama junto a la cápsula médica de Welly y se acostaba allí todos los días para dormir.
Cuando Yi llegó y vio a Pequeña Mumu durmiendo, notó que su manta se había caído al suelo, entonces se inclinó para recogerla.
Pequeña Mumu era muy alerta y, sintiendo que alguien se acercaba, abrió los ojos inmediatamente. Al ver que era Yi, lo llamó soñolientamente:
—Hola, Tío Yi.
—Hmm —respondió Yi—. Se había caído al suelo.
—Gracias, Tío Yi —afirmó Pequeña Mumu—. Abrazó la manta.
Yi miró a Welly, que yacía dentro de la cápsula médica, y exclamó:
—No es de extrañar que a todos les guste tener hijos.
—Tío Yi, ¿qué dijiste? —preguntó Pequeña Mumu.
—Dije que eres una niña muy piadosa, tu papá es un hombre afortunado —explicó Yi.
—Mi hermano y mi hermana también son muy piadosos, quieren vengar a papá. Es solo que yo no soy capaz, así que lo único que puedo hacer es quedarme con papá.