—Dame un respiro —dijo Sally después de terminar el puré de fruta y finalmente sentirse llena—. Si no fuera por el bien del niño, nunca querría volver a comer estos extraños Materiales Divinos y Tesoros Terrenales en mi vida.
—¿Qué pasa? —preguntó Yan Ze.
—Este color parece tentador, pero en realidad sabe tan ácido y astringente que es difícil de tragar. Pruébalo —Sally sacó una fruta translúcida naranja del Espacio del Sistema.
—Deja que te cuente un secreto —Yan Ze tomó la fruta y le dijo a Sally—. La gente del Clan Yuanzhou no tiene sentido del gusto; distinguimos los olores y demás solo a través de datos.
—¿No tienes sentido del gusto? —Sally se sorprendió.
—Mm, no lo tengo —Yan Ze miró a Sally—. ¿Y los niños?
—No sé de los dos bebés huevo, pero la Pequeña Qianzhi tiene sentido del gusto, uno muy bueno por cierto. No comerá nada que no sepa bien. Pero como su Tío Zulu es un excelente cocinero, se ha vuelto bastante exigente —Sally respondió.