—¿Crees que el último de los Cuervos Dorados, cómo murió? —preguntó Jian.
—... —Qing Linghuan guardó el Talismán de Fuego del Caos en su mano—. Olvídalo, no peleemos más. Acabo de tener un combate con el Señor de los Soldados y ya estoy bastante cansado.
—Jian no se molestó en gastar más palabras:
— ¿El Señor de los Soldados entró en Jiuyou?
—Mhm —Qing Linghuan caminó hacia Jiuyou—. Oye, Yanyan ha sido intimidada.
—Jian se detuvo, el qi demoníaco en su cuerpo de repente perdió el control y se volvió loco:
— ¿Quién?
—Qing Linghuan echó un vistazo atrás y continuó:
— Está demasiado lejos, en el Mundo del Sistema. Y según Yanyan, los talentos de este mundo no se pueden utilizar allí.
—Si no pueden utilizarse allí, ¡entonces atrae a él acá! —replicó Jian.
—Qing Linghuan chasqueó los dedos:
— Esa es la idea, tú ve y atrae a él.
—Jian: "..."