Quiero Estar Lleno y Besarte...

Llorar era tan complicado como reír. Él no entendía la bondad y nunca la entendería.

Quería comerse todo lo que veía.

Pero ahora, sólo tenía a su madre frente a él.

No quería comerse a su madre, así que sólo podía revolcarse en la cama y expresar su insatisfacción de una manera casi irrazonable.

Huanhuan lo vio revolcarse en la cama como un bollo de carne.

No solo eso, sino que también estaba aullando a voz en cuello.

Las voces de los niños pequeños son muy delicadas, y también la del pitón devorador del cielo. Poco después de gritar, su voz se volvió un poco ronca.

Clemente no sentía ningún dolor. Por el contrario, era Huanhuan cuyo corazón dolía.

No pudo evitar recogerlo. —Está bien, deja de aullar.

Al mismo tiempo, se consoló pensando que educar a los niños era un gran proyecto. No podía apresurarse. Solo podía enseñarles poco a poco.