¡Veamos Quién Ríe Al Final!

Bai Di no había querido contárselo porque no quería alterarla.

Pero eran compañeros. Incluso si podía ocultárselo por un tiempo, no podría hacerlo para siempre a menos que nunca más durmiera con ella.

¿Pero cómo Bai Di podría no dormir con ella?

Quería fundirla en su cuerpo.

—El profeta consiguió que alguien me diera tres pastillas. Esas pastillas pueden aumentar el físico de las bestias. Estas cicatrices quedaron después de que mi físico mejorara —Bai Di lo dijo de manera casual, como si la experiencia de vivir una vida peor que la muerte después de tomar la medicina fuera toda una ilusión.

—¿Te dolió? —Huanhuan levantó la mano y acarició suavemente las cicatrices entrecruzadas.

—No.

—Mentiroso —Huanhuan presionó su rostro contra su abdomen.

¿Cómo no iba a doler con tantas cicatrices?!

—Quiero ser más fuerte. Quiero protegerte para que no vuelvas a ser herida —Bai Di acarició su cabeza.

Huanhuan besó las cicatrices en su cuerpo con lágrimas en los ojos.