Guardia Divina

Huanhuan siguió las instrucciones del Pequeño Diablillo y colocó la punta de la daga en el hombro de Bai Di. Su voz clara resonó.

—En nombre del profeta, te otorgo el poder de un dios. ¡Que seas leal, valiente y fuerte!

Una santa luz blanca apareció en la hoja.

El patrón de estrella en el cuerpo de Bai Di ardía, y la energía en su cuerpo se agitaba. Los relámpagos brillaban en el cielo.

Un momento después, ¡él realmente avanzó!

La bestia espiritual de Bai Di había ascendido a diez estrellas.

Este cambio fue tan repentino que Huanhuan se quedó congelada en el lugar.