Pillado desprevenido

—Huanhuan quería vomitar, pero Bai Di le tapó la boca para detenerla.

—Huanhuan solo podía mirarlo con lágrimas en los ojos.

—Era realmente ácido...

—Trágalo —Bai Di besó su frente.

—A Huanhuan le costó mucho trabajo tragar la fruta en su boca.

—Inmediatamente Bai Di le metió una fruta dulce en la boca. La dulce pulpa rápidamente la ayudó a disipar el sabor agrio.

—Huanhuan se acurrucó en sus brazos. —Más.

—No es bueno comer demasiadas cosas dulces por la noche —Bai Di la ayudó a acostarse—. Duerme bien. Te daré frutas dulces mañana cuando estés mejor.

—Huanhuan había olvidado completamente que podía tomar frutas dulces de su espacio. Bajo el arrullo de Bai Di, obediente cerró los ojos y durmió.

—Al ver que su madre estaba dormida, Shuang Yin dijo unas palabras a Bai Di y salió de puntillas de la tienda.

—Para facilitar el viaje, solo habían montado una tienda para que Huanhuan descansara. Los demás dormían al aire libre.