—¿Qué pasa? ¿Te sientes mal? —preguntó ansiosamente Huanhuan, rápidamente tomando el brazo de Bai Di.
Bai Di sentía como si un fuego ardiera en su pecho, quemándolo.
Especialmente su pene. Estaba tan duro como hierro, y se hinchó hasta que dolió.
Esta sensación solo ocurría cuando estaba en celo.
Sin embargo, desde que él y Huanhuan se convirtieron en compañeros, había podido controlar muy bien sus deseos. Incluso si estaba en celo, no sería tan grave como ahora.
—¿Por qué estás tan caliente? ¿Dime que no tienes fiebre alta? —exclamó Huanhuan al tocar su brazo.
El brazo completo de Bai Di se adormeció con su toque.
Involuntariamente, se lanzó hacia adelante y presionó a Huanhuan contra el suelo. Le lamió el cuello fuertemente.
—¿Qué te pasa? ¡Dime algo! —gritó Huanhuan, sintiendo dolor y picazón por los lamidos, mientras empujaba sus hombros.
La mente de Bai Di estaba llena de apareamiento. No podía escuchar nada más.
Se presionó contra Huanhuan, deseando poder devorarla.